Este fin de semana compartimos la noche de Reyes con unos amigos que tienen 2 hijos de 3 y 5 años. Cenamos, reímos y mientras recogíamos la mesa se empezaron a oír unos ruidos por el patio. Abrimos la puerta y vimos unas pisadas... Dimos la vuelta por fuera de la casa siguiendo las huellas y al entrar por la puerta de atrás el árbol estaba repleto de regalos y las galletas y la leche habían desaparecido...
Tu cara y la de los otros nenes era digna de ver. Los nervios, el miedo, la sensación de que casi los veis...y los regalos salidos de la nada.
Y Thai...Thai estuvo genial con los ruidos de la escalera, con dejar la puerta de atrás abierta, con las huellas bien marcadas... y con una risa que le daba que no se podía aguantar.
Y yo...con la lágrima contenida de pensar que no hace tanto que era él el que seguía las huellas.
Y después, chocolate y roscón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario