La foto de mami

Hace unos días tuviste visita con tu madre.
Como vas creciendo y parece que la situación ha cambiado algo, le pidieron que te trajera una foto para que la tuvieras contigo en casa.
Es una foto en la que estáis los dos; en la que te está abrazando y te mira con mucho amor. Es una foto que debió hacerse en una visita anterior y que, probablemente, ella también la tenga cerca, en su casa, para verse contigo a diario.

Pusimos la foto en un marco que fuera manejable para ti. Para que pudieras cogerlo cada vez que quisieras; y eso es lo que haces: la coges, la miras, la besas, te la llevas a jugar...

Es la primera vez que veo a tu mamá y me duele no poder ayudarla; no poder hacer algo para que pueda pasar más tiempo contigo, para enseñarle a cuidar de ti; no poder contarle lo que vivimos día a día contigo.
Ya ha hecho planes para la próxima visita.
Te quiere, sin duda.

Por qué?

Después de todo este tiempo, esta noche me he desvelado pensando en ti, Moon. Y no tendría este pesar si me hubiera desvelado pensando en lo alta que estarás o lo bien que te va el colegio. El problema es que te veía delante de mí y no entendía por qué?

Por qué tuviste que salir deprisa y corriendo de tu vida para tener otra oportunidad?
Por qué hay entre nosotros personas capaces de descuidar o dañar a sus hij@s?
Por qué no aprendemos/enseñamos desde niñ@s el valor de una familia?
Por qué no somos capaces de dejar este mundo un poquito mejor de lo que estaba cuando llegamos?
Por qué nos atrapa esta sociedad hipócrita capaz de mirar hacia otro lado?
Por qué tuviste que salir deprisa y corriendo de tu vida para tener otra oportunidad?

Moon, cariño, no sabes cuánto me alegro de que las cosas se hayan arreglado a tiempo para ti.
Y para Elliot, espero.

Crecer

Con la vuelta a la rutina y al cole la vida y los tiempos se ordenan y podemos pararnos a observar vuestro antes y después de las vacaciones. Quizá porque hemos cambiado de año, quizá porque todo va más fluido, pero os miramos y los dos habéis crecido.
Os vemos crecer en lo físico, cuando los pantalones se os quedan cortos; cuando llegas a abrir el cajón de los cubiertos, o cuando Thai enciende el calentador sin subirse al escalón.

Pero el crecimiento del que más disfrutamos es el otro, el que hace falta estar cerquita para verlo: el de tus palabras nuevas; el de la nueva decoración de la habitación de Thai; el de que te señales las partes del cuerpo; el de inventar un cuento que habla de ti; el de que imites el sonido de los animales; el de los besos que os dais y las risas que compartís...

Vinieron los Reyes

Este fin de semana compartimos la noche de Reyes con unos amigos que tienen 2 hijos de 3 y 5 años. Cenamos, reímos y mientras recogíamos la mesa se empezaron a oír unos ruidos por el patio. Abrimos la puerta y vimos unas pisadas... Dimos la vuelta por fuera de la casa siguiendo las huellas y al entrar por la puerta de atrás el árbol estaba repleto de regalos y las galletas y la leche habían desaparecido...
Tu cara y la de los otros nenes era digna de ver. Los nervios, el miedo, la sensación de que casi los veis...y los regalos salidos de la nada.

Y Thai...Thai estuvo genial con los ruidos de la escalera, con dejar la puerta de atrás abierta, con las huellas bien marcadas... y con una risa que le daba que no se podía aguantar.

Y yo...con la lágrima contenida de pensar que no hace tanto que era él el que seguía las huellas.

Y después, chocolate y roscón.

La feria

El domingo pasamos la mañana en la feria. Nos dio tiempo a ver el circo, el teatro y los bailes; a probar videojuegos nuevos; a jugar a la pelota; a subir a algunas atracciones y a repetir, a hacer manualidades; a comer una picaeta y a ti, a dormir la siesta.