Una llamada perdida nos sacude hasta la más profunda realidad; y es que la realidad no entiende de vacaciones. Nos llaman de la oficina y sabemos que va a haber cambios, que tendremos que empezar a preparar tu marcha; que tu libro de vida ha de estar terminado en breve; que tenemos que hacerte saber que tu familia ahora, y previsiblemente para siempre, va a ser otra.
Devolvemos la llamada y las vacaciones continúan. Quedan cosas por hilar y querían que dispusiéramos de nuestro tiempo sin estar pendientes de que tu proceso de despedida empezara en cualquier momento.
Respiramos y aplazamos los preparativos para final de verano, o mejor para la época en que se reinician las rutinas.
He ordenado las fotos que debes llevarte.
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