Nuestr@s niñ@s

jueves, 15 de septiembre de 2011

Realidades

Hace poco asistí a una reunión de gente relacionada con el acogimiento en un contexto desconocido para mí. Allí descubrí cosas que me conmovieron, la lucha entre el bien del menor y otros intereses en los que nunca se me hubiera ocurrido pensar. Fue como ver la puerta de atrás, el muelle de carga de un hotel de lujo donde ya no hay mármoles ni pajaritas.

Por un lado están las familias extensas a las que se les pide que cuiden a sus niñ@s, pero no se les forma, no tiene seguimientos, apenas tienen ayudas y se les deja en un punto entre sus sobrin@s o niet@s generalmente y los padres y madres de ést@s que les chantajean, les amenazan o simplemente... desaparecen. Bregando con su amor por unos y otros, por su seguridad, por su tranquilidad y muy sol@s ante el peligro.

También me asomé a la realidad de algunos centros en los que se decide que los menores menos ruidosos perpetúen su estancia, mientras otr@s son lanzad@s al mundo sin estar preparad@s dando lugar a posibles fracasos evitables con una buena planificación.
Quiero creer que esto no es cierto. Quiero creer que es un error o un farol de quien lo contó.

La realidad más palpable que tengo ahora entre mis manos es que hace más de tres meses que no recibimos la llamada mientras los centros se llenan día a día.