Thai ha empezado a hablar de tu ausencia, de cómo cree que la vivirá. Por fin ha sacado su pena, sus miedos y es capaz de darse cuenta de que dejarás un gran hueco en su vida cuando te marches.
Habla de pena descontrolada, de falta de concentración; de desgana, de pérdida....
El otro día me preguntó qué podía hacer si tenía muchas, muchas ganas de llorar. Yo le dije que el mejor remedio que conozco para quitar las ganas de llorar es llorar. Llorar y no aguantarse. Llorar juntos. Llorar hasta quedarse dormido.
Su padre ya ha empezado a llorar. Vivir contigo le ha hecho conectarse con variopintos sentimientos de su infancia, algunos muy difíciles de gestionar, otros todavía dolorosos. Y se alegra de haber aliviado en ti el sentimiento de abandono, a pesar de haber tenido que enfrentarse al suyo propio y llorarlo ahora, de adulto.
Ahora Thai duerme contigo al menos una noche a la semana.
Habla de pena descontrolada, de falta de concentración; de desgana, de pérdida....
El otro día me preguntó qué podía hacer si tenía muchas, muchas ganas de llorar. Yo le dije que el mejor remedio que conozco para quitar las ganas de llorar es llorar. Llorar y no aguantarse. Llorar juntos. Llorar hasta quedarse dormido.
Su padre ya ha empezado a llorar. Vivir contigo le ha hecho conectarse con variopintos sentimientos de su infancia, algunos muy difíciles de gestionar, otros todavía dolorosos. Y se alegra de haber aliviado en ti el sentimiento de abandono, a pesar de haber tenido que enfrentarse al suyo propio y llorarlo ahora, de adulto.
Ahora Thai duerme contigo al menos una noche a la semana.